VOCO Dental Aid

VOCO apoya en el marco de su iniciativa “VOCO Dental Aid” diversos proyectos de ayuda humanitaria odontológica. En estos proyectos trabajan ayudantes honoríficos en diferentes lugares del mundo y aportan allí su valiosa contribución en cuanto al tratamiento odontológico y esto frecuentemente durante varias semanas. Esto vale sobre todo para aquellas personas que apenas tienen o no tienen acceso a las contribuciones del sistema sanitario correspondiente. Estas personas también viven muchas veces en regiones lejanas e intransitables que son alcanzables por los ayudantes solamente bajo enormes esfuerzos. In situ se ven obligados a enfrentarse con ulteriores desafíos. Pero mismo bajo condiciones difíciles también es importante la calidad y la facilidad del uso de los materiales dentales utilizados. VOCO aprecia expresamente el entusiasmo humanitario de los ayudantes odontológicos y les facilita de manera gratuita productos probados de su surtido. Con estos materiales se realizan existosamente medidas de profilaxis así como rehabilitaciones dentales y, dado el caso, se equipan estaciones dentales para futuros tratamientos. Lea aquí más sobre algunos proyectos de ayuda que ya hemos apoyado en el marco de nuestra initicativa “VOCO Dental Aid”.

Madagascar: Intervención en niños, conductores de tuk tuk y una pequeña celebridad
VOCO Dental Aid
Un testimonio de Ann-Katrin Muchow y Roland Krause (Universidad de Tubinga)

Nuestros preparativos para las prácticas clínicas comenzaron en otoño de 2018, casi un año antes de la partida. Los motivos para elegir Madagascar fueron, entre otros, la organización y la persona de contacto local, la seguridad y el deseo de viajar a un país africano y prestar ayuda allí. En los meses siguientes tuvimos que resolver unos cuantos asuntos: reservar los vuelos, solicitar el visado y la subvención de los gastos de viaje, vacunarnos, recoger donaciones, etc.

 

Y por fin llegó el día. Aterrizamos en la capital, Antananarivo, donde fuimos muy bien recibidos por nuestra persona de contacto, Sylvie, y los dos estudiantes de odontología de Viena que nos acompañarían durante las siguientes semanas. Pasamos una noche en la ciudad y al día siguiente fuimos a la escuela de DMG en Miarinarivo. Teniendo en cuenta que nuestra estancia allí sería breve, nuestro principal objetivo era el tratamiento de niños con dolor de dientes. Los tratamientos infantiles supusieron un reto y una experiencia hermosa y muy instructiva para todos nosotros. Tras una cálida despedida volvimos a Antananarivo, desde donde volamos al día siguiente hacia el sur, a Fort Dauphin/Tôlanaro. En el aeropuerto, nuestra persona de contacto, Maria, nos recogió y nos llevó al colegio St. Vincentienne de Marillac. Instalamos nuestro «consultorio de odontología» en un edificio separado con el equipamiento proporcionado por Dental Volunteers y con la gran ayuda del padre Pierrot y de los padres lazaristas. Allí realizábamos los tratamientos en equipos de dos.

 

Nuestras tareas principales eran las obturaciones y las extracciones, así como la instrucción sobre higiene bucal. Sin duda fue una ventaja que dos miembros del equipo hablaran bien francés y pudieran comunicarse sin problema tanto con los religiosos como con algunos pacientes. Así, en las comidas que compartíamos cada día, además de tratar diversas cuestiones prácticas (como, p. ej., preguntar por espejos de mano, almohadas o electricidad) solicitamos que un intérprete nos ayudara a ampliar nuestros conocimientos de malgache.

 

Durante nuestra estancia en la escuela de Marillac tuvimos también la oportunidad de vivir otras dos experiencias que sin duda recordaremos muy gratamente.

Por un lado, tratamos durante tres días en Manambaro (a una hora de distancia), el hogar de madame Fleur, cuyo nombre aparece a menudo en las intervenciones de Dental Volunteers. ¡Y con razón! Nos recibió con gran alegría, con el almuerzo ya cocinándose en el fuego y la mesa puesta en su hermoso jardín, y demostró sus dotes organizativas con una lista de varias páginas de pacientes y la forma de coordinarlos. Algunos de los pacientes habían viajado desde muy lejos y estaban sentados en fila en los pupitres ubicados detrás de su casa. Fleur los fue llamando uno por uno y nos ayudó asumiendo el papel de intérprete. Habla con fluidez inglés, francés y malgache.

 

Por otra parte, organizamos un taller de técnica dental, al que asistieron un total de siete odontólogos malgaches. Así, por ejemplo, tras un tratamiento de extracción previo, fabricamos una prótesis con anclaje para tratar los espacios edéntulos anteriores y posteriores de un conductor de tuk tuk. Los odontólogos se mostraron particularmente interesados por el proceso de trabajo y el pulido de la prótesis.

 

Después de varias semanas tratando a pacientes agradecidos, finalmente abandonamos nuestro «consultorio odontológico» y nuestros dormitorios y nos despedimos con cierta tristeza de todos los amables voluntarios que nos habían acompañado durante nuestra estancia en Marillac. A continuación, aprovechamos el viaje de vuelta a la capital para hacer algunas escalas y conocer un poco mejor Madagascar.

 

Nos gustaría aprovechar esta oportunidad para darles las gracias a todos los que nos apoyaron y contribuyeron a nuestro proyecto con donaciones de material. En este sentido, queremos hacer llegar un profundo agradecimiento a la empresa VOCO, de Cuxhaven.

El trabajo voluntario de una odontóloga entre el Kilimanjaro y el monte Meru
VOCO Dental Aid
La doctora Benita Kunze durante los reconocimientos médicos en una escuela prima La odontóloga Benita Kunze trata a los niños junto con la odontóloga tanzana Dia (Neu) (Neu) (Neu)

La doctora Benita Kunze atiende a niños en Tanzania

 

Tanzania, el sexto país más poblado de África, es particularmente popular entre los turistas por el safari situado en el norte. También los geólogos sucumben, año tras año, a la atracción de las montañas del país, tales como el Kilimanjaro. Sin embargo, la doctora Benita Kunze no emprendió su viaje de dos semanas a Tanzania ni para investigar ni para explorar el país como turista. La odontóloga, que dirige su propia clínica dental en Leipzig, prestó ayuda en una clínica dental tanzana que, junto a una enfermería y otras muchas instalaciones, se había construido en Momella (una localidad al pie del volcán Meru) en el marco del proyecto de ayuda «Africa Amini Alama».

 

No hay comparación con la educación europea

 

Al igual que en otras regiones periféricas de Tanzania, la población de esta zona carece casi por completo de atención odontológica. Esto significa que los pacientes que precisan tratamiento nunca llegan a ver a ningún odontólogo y se ven obligados a vivir con dolores y con las consiguientes repercusiones para su salud. Para evitarlo, Diana lleva desde diciembre de 2016 tratando a pacientes en la clínica dental de Momella. «Es una odontóloga africana muy joven», cuenta la doctora Benita Kunze y, a continuación, explica por qué tomó un avión para prestarle ayuda:  «La formación de Diana no se puede comparar con los estándares europeos. Por eso le expliqué los artículos de odontología que había traído conmigo y le mostré cómo aplicarlos». En su equipaje llevaba principalmente materiales de restauración. Las dos odontólogas practicaron juntas la colocación precisa de obturaciones de modo que Diana pudiera ayudar aún mejor a su pueblo en el futuro.

 

Los dientes se quiebran como el cristal

 

La población de Tanzania es muy pobre. Los tratamientos odontológicos son demasiado caros y ni siquiera se fabrican prótesis dentales. Únicamente se aplican tratamientos para el dolor. Gracias al proyecto de ayuda, los tratamientos que aplica Diana en Momella son gratuitos.

La mayoría de los habitantes de la región que rodea al volcán Meru sufren de fluorosis dental grave. Extraen el agua potable de un manantial cercano que, debido al volcán inactivo contiguo, presenta un elevado contenido de flúor. Esto provoca que los dientes adquieran un tono marrón y se rompan las paredes de esmalte. La dentina queda expuesta y adquiere también un tono marrón. «Sin embargo, la mandíbula es muy dura, algo que se percibe especialmente durante la extracción. Los dientes, por el contrario, se quiebran como el cristal y no se mueven ni un milímetro en el hueso. Diana y yo hemos extraído muchísimos dientes, porque tampoco se pueden aplicar tratamientos radiculares», afirma la odontóloga alemana.

 

Una enorme gratitud

 

También en Madebe, la remota región de los masái, la doctora Benita Kunze trató a muchos niños que asisten allí a la escuela primaria de habla inglesa Simba-Vision. «Examinamos a los niños y les tratamos la dentadura. Experimenté una gran gratitud, tanto por parte de los niños como de los adultos. Fueron dos semanas de trabajo muy intensas. Chicas jóvenes que ya debían haber sufrido mucho, confiaron en nosotras y nos permitieron tratarlas. Los niños pequeños me tomaban de la mano y me daban las gracias directamente».

 

La atención se centra ahora en la conservación de la dentadura mediante revisiones periódicas, una información adecuada y una práctica regular de cepillado. Aún falta hasta lo más básico, así que cualquier donación es bienvenida. «Por eso quiero dar las gracias a VOCO, también en nombre de la organización humanitaria». A la doctora Benita Kunze le gustaría regresar a Tanzania el año que viene. «Mi meta es repartir cepillos de dientes, educar y examinar a los niños de la escuela de los masái y de Simba-Vision».

Intervención en el «Valle de los Incas»
VOCO Dental Aid
Florian Schilling (de blanco) durante su voluntariado en Perú. Florian Schilling (de blanco) durante su voluntariado en Perú. Impresiones de Perú. Impresiones de Perú. Impresiones de Perú. Impresiones de Perú.

Un testimonio de Florian Schilling (Universidad de Erlangen)

Organización: Zahnärzte helfen e.V.

 

«Habiendo terminado el examen estatal y antes de dar el salto a la vida laboral, estaba decidido a alejarme de la teoría y los estándares odontológicos de los hospitales universitarios alemanes y ampliar mis horizontes. Perú me pareció el destino ideal: por una parte, por la cultura y el estilo de vida y, por otra parte, por los relatos que contaban algunos compañeros, que ya se habían atrevido a emprender esta aventura durante los estudios, acerca de este proyecto y la asociación promotora. Me decidí por un proyecto en Urubamba, en el Valle Sagrado de los Incas. La asociación “Zahnärzte helfen e.V.” dirige un proyecto odontológico en Urubamba y trabaja allí en colaboración con la asociación “Corazones para Perú”. Proporcionan atención médica a niños y también a adultos necesitados en pueblos de montaña apartados.

 

Gracias a las donaciones que solicité a diversas empresas del sector dental, unas semanas antes de la partida recibí los más variados materiales e instrumentos odontológicos que podía utilizar para la intervención en Perú.

 

Después de aterrizar en Cuzco (ciudad de los Andes peruanos que antaño fuera la capital del imperio Inca), me desplacé a Urubamba, ciudad situada a aprox. una hora y media de allí y que sería mi hogar durante las tres semanas siguientes. Viví con otros tres odontólogos en un alojamiento compartido. El alojamiento se encontraba en la planta superior de la casa de una profesora peruana que se encargaba de todo. Asimismo, una odontóloga peruana contratada por la asociación, se encargaba de organizar gran parte de las iniciativas fuera del programa previsto y ayudaba con entusiasmo cuando surgían problemas de comunicación. Además, estaba acompañado sobre todo de jóvenes alemanes que realizaban su voluntariado, que también hablaban muy bien español.

 

De lunes a viernes por la mañana tratábamos a niños de entre 6 y 12 años de edad del “Colegio Ccotohuincho”, una escuela de Urubamba. Allí pudimos llevar a cabo tratamientos profilácticos, obturaciones y extracciones con ayuda de una antigua unidad militar y útiles donados de Alemania. Para el tratamiento, los niños tenían que aportar una “autorización” firmada por sus padres. Se redactaron sistemáticamente diagnósticos de todos los cursos escolares y se trataron primero los casos de mayor urgencia.

 

Dos tardes a la semana nos desplazábamos a una aldea infantil de la asociación “Corazones para Perú” en Munaychay. Allí pusimos el foco principalmente en la profilaxis: enseñamos a los niños cómo efectuar una buena higiene bucal con los medios disponibles. Otro proyecto de la asociación se desarrolla en Chicon, donde existe una pequeña instalación sanitaria que, a pesar de haber sido cerrada casi por completo, aún dispone de un sillón dental.

 

Los martes y los jueves nos recogían por la mañana para llevarnos a Huilloc, un pueblo de montaña situado a unos 3500 metros de altura, el lugar de tratamiento “más elevado” de los alrededores de Urubamba. Allí pudimos realizar tratamientos de canales radiculares gracias a un aparato de rayos X.

 

En ocasiones, la asociación también lleva a cabo iniciativas fuera del programa previsto. Tras un trayecto de dos horas a una pequeña población en cuya plaza central los militares peruanos habían montado carpas de abastecimiento, pudimos instalarnos en una de estas carpas y convertirla en “Odontología”. Como teníamos un gran número de pacientes que tratar y un sillón de tratamiento no era suficiente, tuvimos que realizar la extracción de dientes o la profilaxis en simples sillas de plástico.

Sin embargo, el problema que se nos planteaba era que la red eléctrica funcionaba solo durante un tiempo limitado y a menudo no disponíamos de los instrumentos adecuados o estos todavía no estaban preparados. El espectro de tratamientos se reducía sobre todo a profilaxis, tratamientos de obturación y extracciones.

 

La mayoría de los niños presentaba un estado desastroso de la dentadura de leche o de los primeros dientes permanentes, en parte ya con formación de fístulas. El motivo es, por un lado, la disponibilidad constante de azúcar en forma de dulces y bebidas y, por otro lado, que los padres de los niños no pueden o no quieren enseñarles a cepillarse los dientes. En comparación con Europa, se daban casos de caries en la infancia temprana con una frecuencia desmesurada y de forma más pronunciada. Lo contrario ocurre en el caso de los habitantes de mayor edad, sobre todo en pueblos de montaña apartados. Quizás debido a que entraron en contacto con las comidas y bebidas azucaradas bastante tarde.

 

Los fines de semana teníamos tiempo para hacer numerosas excursiones por los alrededores. Entre otros, visitamos Puno en el lago Titicaca, las islas de los uros, la ciudad costera boliviana de Copacabana, la Montaña Arcoiris, las salineras de Maras, las ruinas de Ollantaytambo, el casco antiguo de Cuzco, iglesias, templos, plazas y museos, Arequipa y, por supuesto, Machu Picchu.

 

El cariño y la gratitud con las que fui recibido en todos lados en Perú refleja la mentalidad de sus habitantes. Fue un honor para mí familiarizarme con su cultura y sus costumbres; y es que en los pueblos de los Andes, por los que nunca se acerca ningún turista, es donde se conoce Perú de verdad.

 

Doy las gracias a VOCO GmbH por su generoso respaldo.»

Odontólogos voluntarios en Bolivia
VOCO Dental Aid
La Dra. Annette Schoof-Hosemann en Santa Cruz, Bolivia. Primero se practicó la técnica del cepillado dental en el modelo, luego se aplic El estudiante de odontología Tobias Kleinert fluoró sin descanso los dientes de El equipo de odontólogos voluntarios: La Dra. Annette Schoof-Hosemann, Tobias Kl

En agosto de 2017, la odontóloga Annette Schoof-Hosemann emprendió por octava vez su ya frecuente misión odontológica en Bolivia.
Esta vez la acompañaron tres estudiantes, Tobias Kleinert, Alexandra Krumb y Stephanie Kokoschka, todos ellos odontólogos graduados por la Universidad de Giessen.

El equipo al completo viajó por primera vez a la gran ciudad de Santa Cruz de la Sierra, donde estaba el que iba a ser su lugar de trabajo durante las siguientes semanas: una diminuta sala sin ventanas con una vieja unidad dental fuera de servicio, en un centro para niños emplazado en el barrio más pobre de Santa Cruz, Los Lotes. Esta sala había sido renovada recientemente y la unidad dental abandonó su estado de hibernación gracias a la ayuda económica de la asociación Dentists and Friends. Aunque no cumplía con los estándares habituales en Alemania, con unas pequeñas dotes de improvisación era perfectamente posible trabajar allí.

En Los Lotes se hizo mucha publicidad, de modo que los pacientes ya hacían cola cuando el equipo de odontólogos llegó el primer día para ofrecer el tratamiento gratuito. A los tres estudiantes les impactó el desastroso estado de las dentaduras de los pacientes, pero para la Dra. Annette Schoof-Hosemann –en su octava estancia en Bolivia– era un panorama casi familiar. Les avisó de que encontrarían dentaduras mucho peores, y es que no en todas partes se pueden comprar cepillos de dientes.

Los cuatro miembros del equipo trabajaron en Santa Cruz durante una semana sin descanso: practicaron 35 extracciones y 75 obturaciones a un total de 88 pacientes. Después de esta ardua, pero satisfactoria misión en Santa Cruz, subieron al Altiplano, a una altitud de casi cuatro mil metros.

En La Paz, de camino al lago Titicaca, los viajeros compraron artículos de uso odontológico de los que carecía el consultorio de Challa, como guantes, mascarillas, desinfectantes, analgésicos y antibióticos. Por supuesto, no podía faltar la compra de utensilios de cepillado de dientes para la formación en higiene bucal en las escuelas. En total, acabaron en la bolsa de viaje 500 cepillos y pastas de dientes. Tras las compras se desplazaron 140 km hasta el lago Titicaca y, a continuación, tomaron un ferry hasta la pequeña comunidad de Challa. En el calor tropical de Santa Cruz domina el bullicio y el ajetreo de una típica gran ciudad, mientras que en la isla resulta difícil apartar la vista de las espectaculares maravillas de la naturaleza.

El equipo de odontólogos impartió clases en dos de las tres escuelas de la isla –emplazadas la una en Challa y la otra en Yumani, a una altitud aún mayor– instruyendo en la necesaria higiene bucal diaria a más de 500 alumnos. Trataron de explicar las causas de la aparición de caries, distribuyeron cepillos de dientes, se cepillaron los dientes juntos y a continuación realizaron fluoraciones con Voco Fluoridin N5.

Dado que la Dra. Annette Schoof-Hosemann lleva acudiendo a estas escuelas periódicamente desde 2013, los alumnos han disfrutado de las medidas preventivas por quinta vez. La alegría del reencuentro con «la doctorita» es siempre inmenso, y le quitan de las manos los materiales de cepillado de dientes. Por desgracia, el estado de los dientes sigue siendo malo. Apenas se libra ninguna dentadura, y numerosos niños y jóvenes no tienen ni un solo diente sano. Para los estudiantes acompañantes, este panorama supone una verdadera conmoción. Es un descubrimiento aterrador y muy impactante para ellos que dentaduras totalmente destrozadas sean más bien la norma entre los jóvenes de aquí.

Pero también se aprecian pequeños progresos, principalmente en el interés por que les examinen y limpien los dientes. En este sentido, el equipo era literalmente arrollado por los niños de la escuela. Y para poder efectuar los tratamientos más urgentes, las extracciones, a los odontólogos se les ocurrió la idea de ganarse a los niños con un regalo de la caja de recompensas. La perspectiva de recibir un obsequio de esta caja provocó una gran afluencia de niños.

Así, al final de la misión el equipo pudo anunciar con orgullo que habían realizado con éxito obturaciones y extracciones a 88 pacientes, y no solo las deseadas limpiezas.

En la isla, a la Dra. Annette Schoof-Hosemann la llaman con cariño «la doctorita». Tras el arduo trabajo, el profundo agradecimiento de los pacientes es para ellos un regalo increíble, y compensa todas las adversidades.

VOCO colaboró con este proyecto de ayuda donando diversos materiales dentales como, por ejemplo, los materiales de restauración Grandio y Grandio Flow, el adhesivo Futurabond DC y la pasta de hidróxido de calcio Calcicur. Resulta interesante que en Bolivia el tono dental más habitual es A2.